jueves, 13 de septiembre de 2007


Con el mentón apoyado sobre la mano empuñada me encontraba escribiendo versos interminables de algún poema circunstancial, o quizás solo meditaba dejando escapar pensamientos a través de la pluma.
Me veía con los ojos empapados de dolor frente al espejo; quién sabe porque mis ojos han de llorar si no lo sentía en realidad. Quizás solo lloraba de felicidad y no de dolor como parecía creerlo.
Imaginaba figuras de entes inexistentes que me hablaban de una fantasía inesperada. No quería escuchar a mi consciencia diciendome las típicas pelotudeses que siempre dice, solo quería imaginar tu rostro una vez mas para asi poder consciliar el tan anhelado sueño. Deseaba dormir, pero simplemente no podía pensado en tu imagen que rondaba en mi cabeza.
Sentía el frío e indiferente silencio de las paredes, los murmullos de las personas ajenas a mi que me apuntaban con el dedo y como las cicatrices de mi vida se sanaban lentamente.
A lo lejos un par de tacones sonaban como ensordesedores disparos que se dirijian hacia a algún blanco que se movía de un lugar a otro.
La sesanción de querer escapar de la oscuridad de mi habitación dominaba mi mente. Ya no quería seguir escuchando los gritos de alguien desesperado gritando mi nombre en busca de ayuda, mientras yo con las manos atadas sin poder hacer nada.
La luz de la Luna quemaba mi rostro como si fuesen los rayos del Sol. Una pequeña ventanilla en lo alto del cuarto me dejaba ver la luz del día.
La locura es mi única compañía en estas circunstancias, ya mas nada puedo ver que mis dedos cubiertos de sangre callando a las paredes que solo quieren hablar. Es hora de que todo termine.
La puerta de la habitación por fin se abrio nuevamente, y en la enceguecedora luz del umbral del largo camino, solo te acercas me regalas un beso y te vas.
Todo comienza nuevamente, nunca alcanzó a terminar.





†...:::۞___Gardiel___۞:::...†
**Angel del Cielo y la Tierra**

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Quizás


Aún no sé como fue que llegue a estas circunstancias de estar escribiendo sin un rumbo definido por la vida. Siempre quise saber que era eso que había al otro lado del tunel; nunca nadie pudo responder.
Que hermoso es pensar que todo llegar a nuestras manos porque debiese ser asi; que equivocado estuvo aquel hombre que dijo eso.
En Mateo 11, 25 dice:
En aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños".
Dónde están nuestras manos marchitas que dices tanto te duelen, dónde están? Acaso no era el momento de escapar de la realidad como tantos intentaron hacerlo pero nunca lo lograron. Acaso intestate darle un vuelco a tu vida para enmendarla en un futuro mejor. Solo me apoyo sobre la mano tosca y me rio en tu cara por lo inepto que fuiste.
Acaso nunca te diste cuenta que te brinde la mano todo este tiempo y jamás supiste aceptarla, o simplemente te percataste que derrame lágrimas en tu honor para que vieses que de verdad me importaste...
Donde esta tu cabeza en este momento, ya no piensas nada ni dices nada... Aveces el silencio es la respuesta, no creo que sea esta lo ocasión para guardar silencio.
Como lo dijo Arturo Prat: "Mientras yo viva esa bandera flameara en su lugar, y si yo muero mis oficiales sabrán cumplir con su deber"; luego saltó al vacío y solo la muerte encontró.
No sigas los pasos de una mente perversa que solo daño sabe hacer, mirad hacia adelante y que nada te detenga otra vez, que las murallas que tu construiste hoy, son las que siempres debes mantener en pie.





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**Angel del Cielo y la Tierra**

viernes, 7 de septiembre de 2007

Existencia



Todavía siento el frío azotando mi rostro... La muerte es mi única compañía... Me encantaría poder sentir nuevamente tus manos sobre las mias... Que tu cabeza se pose sobre mi pecho a escuchar los melancólicos latidos... Miradme... Rogandole al mundo que me duvuelva lo que amo... Pidiendo que algún día solo gire mi rostro y alli estés tú... Aquello que me dijiste... Jamás de mi semblante se borrará... Ahora solo lloro por que estás aquí... Junto a mi... Nuevamente junto a mi... No te vuelvas a ir... Nada mas te pido... Dejad que el mundo se derrumbe a nuestro alrededor... Y que aquel sentimiento que estuvo guardado durante tanto tiempo vuelva a surgir... Aún tienes la daga guardada entre tus manos... Dejala caer... Despliega tus alas... Llevadme al cielo... Hazme sentir un ángel otra vez... Algo moja mi rostro... Una lágrima tuya cae sobre mi... No vuelvas a llorar más... No te dejaré ningún segundo sola... Perdonadme por no estar cuando mas lo necesitabas... Simplemente perdóname por ser lo que soy... Mirad nuestro alrededor... El Edén es nuestro... Y con una sonrisa en tu rostro solo me dices... Te Amo... Abro los ojos... Y estoy parado frente a la nada... Aún estas entre mis brazos... Ya sin vida... Con un puñal atravezando tu corazón... Debes estar en el Cielo susurrándole a los ángeles lo inepto que fui... Solo ven de donde quiera que estes... La demencia gobernó mi corazón... Vuelvo a cerrar mis ojos... Siento como tus labios se compenetran con los mios... Como tus brazos se posan sobre mis hombros... Y como tu respiración me da un nuevo impulso para vivir... Abro mis luceros... Y alli estas... Con tu siempre alegre carita... Besándome... Me enredo en tus cabellos... Y encadeno mis brazos a tu cintura... Jamás te dejaré ir nuevamente... En ningún momento te dije adios... Simplemente te insinue un hasta pronto... Creo que los sueños se vuelven relidad... Y entre las niebla... Me pierdo en tu mirar... Ahora tiemblo... Con el mentón caído sobre mi mano empuñada... Pensando en el de morir tenemos... Y entre la angustia... Los surcos de mi cara se llenan de horrores... Temprano emprendio la muerte el vuelo... Mientras el aire conmovido... Silva tu nombre una y otra vez... Mis dias junto a ti serán arcoiris de alegres colores... Con eso te digo que podremos ser felices... La luna será nuestra compañía... La noche nuestro manto... El sol nuestra alegría... Y el cielo nuestro canto... El piano la melancolía... Y tu voz... Tu voz será mi vida... Tu y yo... Solo somos uno... Y la lágrima hizo contacto con el piso... Nuevamente todo vuelve a empezar... El Cielo es un Infierno...






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**Angel del Cielo y la Tierra**

No sabes canto te extraño Nathy

sábado, 1 de septiembre de 2007

Esquizofrenia Ambiental


Alguna vez lo pensé... Siempre estuve consciente de que algún día no muy lejano me apodarian con el nombre de loco... Una fría luz entre pesadillas llena mi oscuro cuarto... Solo el reflejo de mis pensamientos se proyectan ante mis ojos... Ante una cacería de sentimientos... Ya mas nada puedo hacer... Quisiera poder arrancar de mi semblante todo aquello que alguna vez tuvo tu nombre... Esas canciones... Esas caricias... Esos poemas... Todo atormentandome en la soledad de mi morada... Creo que me acostumbré a estar solo... Cada vez que levantaba mi cabeza en busca de ayuda no había nadie a mi alrededor... Solo las blancas paredes me entregaban su hermoso pero indiferente silencio... Cada paso que daba por el pasillo dejaba mis huellas marcadas con un penetrante rojo... Y tu nombre escrito sobre un papel en mi velador... Me hacia sonreir con solo el hecho de saber que alli estaba... Aveces solo me recuesto sobre la cama ya teñida con mi sangre a mirar las estrellas... El frío de la noche es mi único compañero... Inconscientemente repito una y otra vez... "Quiero un espacio en el Cielo"... "Que Dios ampare mi triste alma en las puertas del Infierno"... "El Cielo es un Infierno"... Y abro los ojos... Creyendo que todo ha cambiado... Pero tu silencio me dice que no... ¿Dónde están esas hermosas palabras que fluyeron de tus delicados labios?... Solo eran simples palabras que jamás sentiste... Ya no quiero seguir aquí... Solo déjame tomar la pluma... Que mis últimos versos son aquellos que quiero escribir... Y no me detengas... Que las balas ya estan dentro del revolver... Ese que me arrebatará la vida...

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**Angel del Cielo y la Tierra**

Caelum Divus


Se encontraba sentado mirando fijamente el revolver cargado sobre la mesa de centro. A su derecha, estaba su novia con los ojos desorbitados, mientras una gota de sangre corría entre sus pechos. Él, mientras tanto decidía juzgar cuando termina la vida y comienza la muerte. Para que todo esto tenga sentido es necesario volver una semana atras. Ella era una hermosa muchacha de ojos claros y cabello negro como la noche. En su mano derecha un brazalete que decía te amo, mientras en la otra mano siempre cargaba con un bolso marrón. Él era un muchacho alto y delgado, y cuando sonreia solo lo hacía para fingir que estaba bien. Tenía en su espalda tatuado una enorme cruz que contenía la frase "Caelum Divus", mientras que su mano derecha tenía un pequeño anillo que decía Je t'aime. Todo comenzó cuando él estaba sentado en el pupitre de la sala de clases escuchando atentamente la lección de Filosofía. Una foto que se encontraba sobre la mesa del profesor le llamó profundamente la atención. Era un pequeño retrato de la novia de él besando a su compañero de banco, quién era su amigo. Sin pensarlo dos veces se levanta de su silla y sale de la sala de clases como si nadie lo hubiese notado. La foto tenía la fecha del día anterior. La Noche cayo rapidamente sobre los hombros de él, y miraba una y otra vez la foto. Apenas llego a su casa, tomó el revolver que se encontraba en el escritorio de su padre, y lo escondio en su mochila para que nadie se percatara. Pasaron dos días y todavía tenía el arma en su bolso. Un pequeño detalle había cambiado en su novia, ya no poseía el brazalete que él había forjado con sus propias manos. Una llamada telefónica interrumpio el beso que él le estaba dando. Ella contesto el celular y todo quedó en silencio por un largo tiempo. Un beso en la mejilla marcó la fría despedida de ella hacia él. Al sexto día de tener el revolver en su poder, decidio juzgar a quienes habían cometido pecado. Solo dos nombres estaban en aquella lista, el de su compañero de banco y su novia. Ese día paso como era de constumbre, aún seguía todo rutinario. Al séptimo día cito a su amigo a un terreno valdío. Él sin pensarlo dos veces apuntó el arma sobre la cabeza de su compañero y cayo tendido sobre el piso. Él mira sin arrepentimiento el cadaver y con su particular sonrisa pega la media vuelta y se retira a su casa. En ese momento se encuentra con ella, momento oportuno para que al fin todo terminase. Llegaron a la casa de él. La casa estaba sola y las paredes gritaban como si algo pudiera suceder. Se sentaron el sillón del living. Él saco el arma y la apunto sobre la cabeza de ella. Ahora se encontraba sentado mirando fijamente el revolver cargado sobre la mesa de centro. A su derecha, estaba su novia con los ojos desorbitados, mientras una gota de sangre corría entre sus pechos. Él, mientras tanto decidía juzgar cuando termina la vida y comienza la muerte. Puso el revolver en su boca, tiro del gatillo y por fin todo acabó.


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**Angel del Cielo y la Tierra**